Siguiendo con mi tradición de usar el nombre de un conocido slasher, ya está aquí el resumen de lo acontecido a lo largo de la tercera, y penúltima, novela de la saga del Trastorno. Sé que todos tenéis una memoria envidiable y que sin duda os acordaréis de lo sucedido en una novela que fue publicada en… —consulta unas notas y procede a echarse las manos a la cabeza— ¡septiembre de 2021! Pensándolo mejor, os aconsejo que leáis este ̶p̶e̶q̶u̶e̶ñ̶o̶ resumen porque es probable que os ayude antes de embarcaros en la lectura de la conclusión de la saga.
Como siempre, y para que no digáis que no aviso, el siguiente texto contiene una infinidad de spoilers de Ruina de la Luz.
RESUMEN:
Tras la brutal batalla de Ard Vanan, el grupo reunido en la capital de Moradhair debe tomar una decisión. Aunque la ciudad resistió, pagó un alto precio y casi una tercera parte acabó devastada por la lucha y la magia que Minedea y los jóvenes riadeim emplearon para lograr la victoria. Además, Malken clavó a Dyan al Clarorysidh y raptó a Alora con la intención de obligar a Kirius a ir hasta Nazhar. Si no lo hace antes del verano, amenaza, la princesa de Isgarad correrá la misma suerte que el sacerdote. A pesar de las dudas de Kirius, devastado por las muertes de Dyan y de Nathian, y el peso de la fatídica profecía de la reina Jelanie, el grupo parte unos días después en persecución de Malken cuando las nigheanain encuentran una forma de seguir sus pasos.
La búsqueda los lleva hasta las ruinas de Nireum, la primera capital del desaparecido imperio de Bal Aeronis. Bajo sus malsanas nieblas, Kirius se enfrenta a Malken y el Ausente consigue hacerlo huir, pero son incapaces de rescatar a Alora. Las dudas de Kirius son reemplazadas por una obsesiva necesidad de parar a Malken y rescatar a Alora, incluso aunque eso signifique su propia muerte. Así, el grupo lo sigue hasta el Paso de Dorchann y se adentra en él, buscando detenerlo antes de que el Caballero Pálido llegue a Tarkesia.
En Isgarad, Abbil llega a la capital con una misión secreta que Terion compartió únicamente con ella. Allí será testigo del poder destructivo de la Luna Roja, pero también de la milagrosa curación de la reina Maerill, y no tardará en ponerse a sus órdenes. Durante un Consejo Real celebrado en la ciudad de Midel, Abbil salvará la vida del rey y de los otros miembros del consejo del ataque de asesinos del Culto de la Noche, aunque el alto odhalt Anaricus morirá. Gioreh se manifiesta y les asegura que los reyes, y la propia Isgarad, caerán. Tras el ataque, el rey Arvius decide ayudar a Norvador en contra del Culto de la Noche, que ha provocado la guerra civil que asola al reino, y envía a sus ejércitos con la misión de derrotar al rebelde duque Yrvild. Abbil los acompañará.
Mientras tanto, Connluar, tullido tras su lucha contra Targun, decide acabar con su miserable vida. Pero los viejos espíritus de Moradhair parecen tener otros planes para él y acaba uniéndose a los naltuig y a las nigheanain. Minedea tiene una visión y toma una dura decisión que la llevará a hacer un trato con el dios Ethalael, prisionero de los riadeim en su torre.
De vuelta con el grupo que viaja a Tarkesia, Kirius e Innae comparten un curioso momento de paz y felicidad cuando ambos se internan en la Caverna de Cenizas, siguiendo un impulso que no pueden explicar. Innae, que decide seguir con el grupo a pesar de la negativa de Kirius a acompañarla hasta Eltar para salvar a su padre, está convencida de que el joven es el Sanador, aquel que puede restaurar la vitalidad del mundo y evitar el Trastorno. Por desgracia, son apresados por un cruel dayihsin y un grupo de soldados tarkesios. Únicamente la aparición del terrorífico dragón Phyrazaron, invocado de forma inconsciente por Alora, los salva y les permite atravesar el Paso de Dorchann valiéndose del caos reinante. Poco después se dirigen hasta Nazhar, la capital de Azoria, ayudados por una familia tarkesia, los Hakar, a los que salvaron previamente de las llamas tras el brutal ataque de una de las más despiadas tribus nómadas del desierto: los jafezíes.
En Nazhar, el intento de rescatar a Alora acaba en fracaso cuando Phyrazaron reaparece y se enfrenta a Sinderoth, el Oscuro que maneja las riendas de Azoria y de Malken. Deben huir para salvar la vida, pero una pista les conduce hacia el corazón del desierto de Alqejid. Es entonces cuando Kirius vuelve a desequilibrarse debido a una abrumadora presencia que lo llama desde el sur; desde la que una vez fue la ciudad de Kaban Loir, donde Kiran y Jariol encontraron su final durante la guerra del Lirio y la Rosa. Después de que Terion, Vaelmir y Leen se separen del grupo, buscando una ayuda imposible en un territorio hostil, los demás acaban por llegar a la cordillera volcánica en lo más profundo del desierto. Allí acaban en manos de los jafezíes y de Nihades al-Ahmeer, sobrino del amir de Azoria que busca venganza contra él después de que sus hombres lo cegaran y arrojaran al desierto para que muriese. A la misma vez, Sinderoth y su lucha contra Phyrazaron da pie al nacimiento de una Edron Koos, una brutal y caótica tormenta, temida por todos los tarkesios, que es capaz de romper y alterar el mismo cielo y la realidad a su alrededor. Los jafezíes, llevando a Kirius y los demás como cautivos, huyen de lo que parece una muerte segura que no deja de seguirles los pasos.
Kirius vuelve a sucumbir al frío poder de los Dones que lo vuelven un ser letal… y sin sentimientos. Él solo acaba con docenas de jafezíes, pero la llegada de Terion y los demás, junto a los legendarios sujitas, la primera tribu del desierto que jamás rompe el silencio, consigue hacerlo volver a ser él mismo. Descubren que Alora había sido salvada del poder de Sinderoth gracias a la intervención de Nihades y su esposa, Reyssa. El grupo al completo, guiado por los sujitas, cabalga hacia las ruinas de la sagrada Euhm para huir de la Edron Koos. Allí se enfrentan a Malken, que llega siguiendo sus pasos. Euhm está bajo la protección de los sherim y nadie puede usar la violencia o mentir mientras está en ella, so pena de despertar a los espectros de los condenados y del Profeta, y sufrir su ira. Malken, consciente de ello, intenta usar a Berimar, cuya lealtad había comprado con promesas de reunirlo con su familia ya fallecida, para que los espectros ataquen al grupo. Al final, Berimar se sacrifica por sus amigos, cayendo presa de la maldición de la ciudad, y provoca que los espectros se vuelvan contra Malken, que sólo se salva gracias a la intervención de Sinderoth.
El grupo se lame las heridas durante los siguientes días a la espera de que el Profeta les haga unas prometidas revelaciones. Allí, Innae accede al viejo palacio de los Pacificadores, llamado Al´ Talerian —o Brillo de la Esperanza— y habla con el Profeta que le cuenta que tanto su padre, Careldh, como lord Aramir estuvieron en la ciudad y leyeron del fabuloso Libro del Todo, uno de los objetos del Legado de los dioses. Poco después, el espectro habla con el resto del grupo y revela que Kirius es descendiente del rey Aeron y que debe encontrar a Al’Talerian, que también fue la espada de los reyes y emperadores de Bal Aeronis. Dirige al grupo hacia Eltar, donde vive Careldh, el padre de Innae, pero no antes de advertirle a Kirius que debe dominar el poder de los Dones para poder resistir la llamada de la Prisionera, la entidad que lo reclama desde el interior del Sepharim de Cabach.
En Balaeron los acontecimientos no se detienen. Los riadeim y el ejército de Norvador, dirigido por el padre de Vaelmir, vencen en la batalla de Isagnost al duque Yrvild. Los reyes de Isgarad toman duras decisiones y acusan al alto odhalt Raganis de estar tras el ataque al Consejo Real en Midel y lo encarcelan a espera de juicio. Los reyes, junto a Abbil, parten hacia Merethia tras convocar a todos los gobernantes de Balaeron a un Concilio en la Torre del Sol de los riadeim. Sin embargo, cuando llegan a la capital de Merethia, Minedea aparta a Arvius y Maerill del resto de gobernantes, diciéndoles que tiene información sobre el paradero de Alora y que necesita de su colaboración para salvarla.
En Athael, los cruaich comienzan a escapar de sus túmulos ante la impotencia de las nigheanain. Connluar y Ceala con testigos del vuelo de un agonizante Phyrazaron, gravemente herido tras su lucha contra Sinderoth, sobre el bosque. El guerrero tullido de Moradhair partirá poco después siguiendo su rastro hasta el corazón del bosque.
Kirius y los demás prosiguen su viaje. Durante su estancia en el oasis de Q´sed Zatara, las emociones y los malentendidos entre los miembros del grupo se disparan. Alora y Kirius acaban pasando juntos una atropellada noche de pasión, al igual que lo hacen Reyssa, Nihades y Shildan. Las consecuencias se harán notar en la maravillosa ciudad de Sonbahr, donde los acoge Ilyas Saaverai, un ambicioso e inteligente alahm de Karif. Es entonces cuando Innae descubre sus sentimientos por Kirius y su relación con Terion. El antiguo príncipe de Isgarad decide separarse de Arin, su fiel semental, intuyendo que debe quedarse en Tarkesia con los suyos.
El grupo embarca en el Rabia de Caerathar, un navío de tripulación baalnith, y se dirige de vuelta a Balaeron con la misión de conocer al padre de Innae. Durante una emboscada de los dayihsin de Azoria, Leen confiesa que le entregó el Cáliz de los Soñadores que Kirius les cedió a Minedea y que, gracias él, la maga ha conseguido ver el futuro para intentar influir en lo que acontecerá. Arvand y ella discuten, y al final Leen abandona al grupo para desembarcar en cuanto llegan a Eltar. Poco después, Leen se encontrará con Minedea y la maga la enviará a la ciudad de Calust para que espere acontecimientos. El resto del grupo llega a Caleysar, a unas horas de camino del bosque donde se encuentra el hogar de Innae y su padre Careldh. Pero allí les espera una desagradable sorpresa. Ukte, un chamán kelsendyr, se ha hecho con el poder del reino. Captura al grupo con la intención de matarlos por orden de su malvado dios: Gioreh, uno de los Oscuros que ya estuvo a punto de asesinar a Kirius a través de su Culto de la Noche. La intervención de Abbil y de los riadeim, enviados por Minedea para salvar la vida de Alora y del grupo tras escudriñar en el Cáliz de los Soñadores, los salva en el último momento. Abbil les cuenta que la reina Maerill está viva y a tan solo un día de distancia de navegación, en la isla de los riadeim. Julius y Alora deciden acompañarla para reencontrarse con los reyes de Isgarad.
El resto del grupo viaja hasta el hogar de Innae. Allí, la joven tarkesia asimila que su padre no es quien ella creía y que ambos no comparten sangre. Careldh les espera y se muestra sin engaños ante ellos: es el Maquinador, el eliir que ha estado preparando al mundo para el regreso de Lirith-Sedekiah, la sherim que se enfrentó a sus tres hermanos y acabó desterrada a un lugar infernal. También les dice que los Oscuros, sus lugartenientes, están libres y buscan ayudarla en su resurgir. Careldh les explica que sólo el Sanador puede sanar las heridas del mundo. Mientras habla con Kirius, Menessar, uno de los Oscuros, aparece y se lo lleva antes los ojos de Vaelmir, Terion, Shildan, Arvand e Innae. No tardarán en llegar otros dos Oscuros, Sinderoth y Amural, junto a decenas de sinluz, siguiendo el rastro que el grupo ha dejado para llegar hasta Careldh, al que consideran su último enemigo; el último eliir con vida en Elaranne.
No obstante, Careldh lo había previsto. Sume al grupo con su magia en una extraña atemporalidad y los lanza a través del tiempo y las dimensiones. Innae ve morir a su padre adoptivo antes de romper el recipiente en el que el eliir había contenido al propio verano: el dios Aramtael. El poderoso sherim se sacrifica acabando con la vida de los seres oscuros, pero los cinco continúan cayendo en un lugar sin tiempo a través de un mundo que se acelera y cambia de forma vertiginosa ante sus ojos.
En Moradhair, Teorann ve la llegada de la avanzadilla de los ejércitos tarkesios a sus fronteras. Alora y Julius, a punto de llegar a la torre del Sol, son testigos, horrorizados, de un desastre que acontece cuando los hombres más poderosos de Balaeron se encuentran entre sus muros. Y Kirius, tras atravesar un laberinto de pesadilla y locura, descubre que Menessar lo ha traído hasta la siniestra ciudad maldita de Cabach, siguiendo las órdenes del siniestro hechicero conocido como lord Aramir. Ahora está en el lugar donde acaban todos los caminos que le ofrece su destino. Sobre él, el Sepharim brilla con malicia reflejando el mundo a su alrededor.
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